Por. Antonio González Marcial /Las caravanas migratorias de ciudadanos provenientes de los países Centroamericanos de Honduras, Salvador, Guatemala y otros, que cruzan el territorio mexicano con destino hacia los Estados Unidos de Norteamérica en busca de mejores condiciones de vida, constituyen verdaderos viacrucis,porque durante el trayecto son víctimas de vejaciones ocasionadas por autoridades corruptas y por grupos criminales que los extorsionan, aunado a los riesgos que implica la travesía por regiones inhóspitas y la falta de alimentos sobre todo para los niños incluidos en la aventura.
Dicho fenómeno se ha dado a raíz de que los gobiernos de estos países, incluido México, no han sido capaces de crear las condiciones de bienestar y arraigo de sus conciudadanos en sus lugares de origen, por la falta de empleo y oportunidades para la población principalmente para los jóvenes egresados de Instituciones de Enseñanza Superior, como son Universidades y Tecnológicos de carácter oficial.
Por otra parte, y en el mismo tenor, el Centro de Documentación de Honduras Cedoh, Institución no gubernamental creada en 1980 sin fines de lucro advierte. -Que la violencia en Honduras tiene viejas raíces. Las más nuevas y gruesas de ellas se pueden identificar viendo lo ocurrido en los pasados 30 años. La acumulación de riquezas y de recursos en pocas manos, la acumulación de tierras en esas mismas manos y la acumulación de poder en las Instituciones del Estado en manos de esas mismas personas,ha generado una violencia que hoy parece incontrolable.
La concentración de la riqueza en no más de 12 familias, caso parecido a México, las colocan a gran distancia del resto de la sociedad. Son familias de ricos a gran escala, de oligarcas en el pleno sentido del término. Nada que valga dinero en Honduras, que se comercialice, queda fuera de este círculo de poder. Quizás todo esto, solo se puede comparar con la concentración de tierras y recursos en manos de las trasnacionales bananeras que dominaron la vida económica durante casi todo el siglo XX.
Por lo que corresponde a México, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados nos ubica entre uno de los países más desiguales del mundo, no obstante ser un país con enormes riquezas naturales. El problema creciente es la enorme concentración del ingreso y la riqueza.
México reporta 17 empresarios con fortunas conjuntas por 117 mil millones de dólares, cerca del 50 por ciento en manos de un solo magnate Carlos Slim, equivale al 12 por ciento del Producto Interno Bruto, fortunas de ensueño amasadas por la adquisición y/o concesión de los bienes de la nación.
El panorama descrito es uno de los factores que provocan las caravanas de migrantes de los países Centroamericanos y de México hacia el país del norte, además de que también pueden ser utilizadas para desestabilizar políticamente a las autoridades de los estados que cruzan y favorecer los objetivos electorales de las próximas elecciones en el país vecino en el mes de noviembre.
México intenta organizar la marejada humana documentando en lo posible la situación migratoria de cada individuo. La posibilidad de pedir asilo en México esta abierta como también el trámite de internación formal para encontrar trabajo, aunque sea temporal como lo ha señalado el gobierno electo. Es en esta opción que podríamos incorporar a nuestra economía a cientos de inmigrantes centroamericanos, primero a nuestros campos y luego a nuestras pequeñas y medianas empresas.
Los estados del sur han recibido miles de refugiados y por ello, afortunadamente, contamos con estructuras para repetir, en números semejantes a los de antes, programas solidarios. Desde luego, se requiere de un mínimo de tiempo para echarlos a andar.
La ONU ha estudiado la migración desde siempre. Según una investigación reciente de la Escuela de Economía de París y el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, aseguró que el flujo de refugiados o migrantes no representa una carga para los países que los reciben, incluso, según informó, mejoran a largo plazo el crecimiento económico.
Causas diversas, todas lamentables, pero que representan una apuesta natural para un mundo más diverso y menos segregado. Porque en esa riqueza podremos encontrar la empatía suficiente para reconocernos en las necesidades del otro, en sus errores, en sus aciertos. Las sociedades del mundo, todas y a lo largo de la historia, se han construido así, con la migración. Darle la espalda es también condenarnos a sociedades rígidas y mediano crecimiento.
Foto: Forbes
