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    Convocaron, la gente donó y llevaron la ayuda para migrantes que pasan por el comedor de Las Patronas

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    Por tercer año consecutivo, músicos y aliados de la causa: «Fandango Fronterizo», en su edición jarocha, convocaron a la población a hacer donativos de ropa, alimentos no perecederos e incluso efectivo, para la colecta que se realizó durante varios días en Xalapa y ser entregado al comedor comunitario de Las Patronas, en el municipio de Amatlán de los Reyes -zona centro de Veracruz-.

    Todo empezó con una fiesta de música jarocha en La Casa de Nadie, centro cultural consolidado de la capital veracruzana que abre sus espacios para la difusión y enseñanza de prácticamente todas las expresiones artísticas y culturales de todo el mundo.

    La ayuda llegó y se reunió un buen tanto, pero concluyó el pasado viernes 25 con la proyección de documental “El comedor de las patronas” dirigido por Javier García y una celebración de este trabajo solidario y colaborativo con el grupo Son Jarocho, que se echó sus décimas sobre el tema migratorio.

    A la mañana del sábado 26 salió toda la ayuda recaudada hacia Amatlán de Los Reyes, donde está la comunidad La Patrona, y ahí es donde está el comedor que por más de 20 años de servicio, ha dado un aire de esperanza a miles de centroamericanos que dirigen su rumbo a Estados Unidos.

    Los recibió Norma Romero, vocera de Las Patronas y todas ellas para celebrar la voluntad que cada vez más personas hace más grande por ayudar a los migrantes.

    A la par, en otros países y ciudades como Tijuana, donde hace 11 años nació este movimiento del Fandango Fronterizo se hacía lo mismo. Convivencia musical con el son jarocho como protagonista, seguramente por el toque de alegría que le pone a todo cuando suena.

    Pero ahí en Amatlán de los Reyes, llegaron los músicos y voluntarios, apoyaron en las labores de cocina, prepararon itacates y los llevaron a las vías por donde cruza la bestia, muchas veces repleta de viajeros.

    Zael Bernal, maestro del taller son jarocho Los Chaneques, de La Casa de Nadie, comentó el olvido o la indiferencia de lo que todos los días sucede en esas vías: “ignoramos a las personas de centroamérica, sus derechos no están garantizados y en la mayoría de los casos pasar por México es una pesadilla para ellos”.

    “Puntos como este lugar es maravilloso, no está cambiando el mundo, pero aquí el proceso es real, un acto solidario, no sólo de apoyo alimentario, sino de conciencia de que los que viajan en tren tienen los mismo derechos y necesidades de dejar sus tierras”.

    El llamado en esta ocasión fue de no ignorar el tema de los derechos de los migrantes y que  quienes lleguen a gobernar, si tienen el objetivo de cambiar, lo hagan no sólo por los mexicanos sino por los que llegan a este país, sean legales o no, cuidar de sus derechos.

    El próximo año seguirá esta tradición que se espera sea cada vez más fuerte, pero sobre todo mayor la conciencia de que son personas, como todos, en busca de sueños y estar mejor.

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