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    Dos pizzas y un refresco, la cruel historia de la salida de L.A. Park de Triple A

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    Adolfo Tapia fue uno de los luchadores que emigró a Estados Unidos en los años noventa, aunque su salida de la ‘Tres Veces Estelar’ fue polémica

    El personaje es uno de lo elementos importantes para el desarrollo de un luchador en el medio. Mantener su credibilidad por mucho tiempo requiere de esfuerzo y dedicación; pero para Adolfo Tapia, mejor conocido como L.A. Park, su máscara es algo más que una prenda: significa más de treinta años de éxitos.

    Tapia Ibarra nació en Querétaro en 1965, aunque su juventud la vivió en Coahuila. Desde joven le interesó la lucha libre, debido a que su familia era dueña de una arena llamada Deportivo 47, donde vendía botanas con su abuela. Además, al estar rodeado de tíos enmascarados, comenzó su entrenamiento en Monclova y más tarde en Monterrey, aunque el verdadero reto fue emigrar a la Ciudad de México.

    En 1984 llegó a la capital del país con pocos recursos. Si bien sufrió mucho para poder encontrar un lugar donde residir, paulatinamente comenzó a tomar popularidad en las empresas independientes. Antes de adoptar su incógnita más conocida, pasó por otros nombres: El Minero, personaje con el cual fue destapado por Climax II. Y Príncipe Island, máscara que perdió ante el Hijo del Santo.

    No fue sino hasta 1992 que estuvo cerca de firmar con el Consejo Mundial de Lucha Libre, pero gracias a la salida de Antonio Peña de la empresa, se esperó para irse con la Triple A. En ese mismo año, en una función en Veracruz, Adolfo Tapia debutó como La Parka.

    Pasaron cuatro años desde su primera lucha bajo el personaje de La Huesuda, y Adolfo Tapia consiguió un rápido ascenso en las carteleras estelares de AAA, ganando el Campeonato Semicompleto de la WWA. Gracias a ello, el luchador buscó la oportunidad para pedirle a la directiva un aumento.

    “TE DARÁN LO QUE TÚ MERECES”
    En los noventa, La Parka tuvo algunas oportunidades para probar sus habilidades en Estados Unidos, especialmente en la WCW y ECW. Su destacada participación en ambas empresas le abrió las puertas para que Konan, quien en ese entonces fue el exportador de talento mexicano al extranjero, le invitara a firmar con alguna de estas.

    Sin embargo, Tapia Ibarra no aceptó la oferta, puesto que era fiel a Triple A. Por ello, al ver la popularidad que alcanzó en la empresa, pidió a Antonio Peña un aumento de su salario, el cual rondaba entre los 400 pesos por lucha. Después de la petición, el dueño aceptó inmediatamente y le dio instrucciones para que en su siguiente función en una pizzería de Tijuana pidiera su paga.

    Culminando a contienda, el luchador se acercó al gerente del lugar pidiendo su paga. Tras esperar algunos minutos por ella, el administrador llegó con dos pizzas y refrescos, lo cuales entregó a La Parka. Confundido, preguntó qué significaba dicho gesto, a lo que el otro respondió: “Es lo que Antonio Peña me dijo que tú te mereces”.

    Enojado por la acción, Adolfo Tapia agradeció y se fue del lugar. En ese mismo momento le llamó a Konan para preguntar si todavía había un puesto para él en Estados Unidos. Dos días más tarde, ambos se encontraron en la Ciudad de México para viajar a Florida y fichar con la WCW.

    De esta forma, Tapia Ibarra y Triple A rompieron relaciones, aunque el Licenciado Antonio Peña esperó y decidió sacar a una nueva versión del personaje: La Parka Jr. Al regresar a México, el luchador se percató que fue reemplazado, por lo que entró en un proceso legal que duró 16 años.

    Tras contrademandar a la empresa, ambos lados llegaron a un acuerdo y Jesús Alfonso Huerta conservó el nombre de La Parka, mientras que Adolfo Tapia creó a su nuevo personaje, prometiendo que nunca será despojado de su máscara: L.A Park (La Auténtica Parka).

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