En los encantadores pueblos de Oaxaca, México, se encuentra una pequeña maravilla de la naturaleza: la hormiga mielera, cariñosamente conocida como chindudis. Estas diminutas criaturas no solo son conocidas por su tamaño, sino por su singular capacidad para producir miel de una manera única.
A diferencia de las abejas, las hormigas mieleras no construyen panales, sino que generan una bolsita junto a su estómago que se infla mientras se llena de la dulce esencia de los néctares florales. Este proceso mágico ocurre durante la noche en las zonas desérticas, especialmente en la zona de la Mixteca, cuando la lluvia escasea.
Lo fascinante de estas hormigas es su variedad de nombres, reflejo de la riqueza cultural de la región: Chindudis, Tiocondudi, Botijas, Tioko Ntudi (en mixteco, «hormiga de miel»), Vinitos, Bingüinas, entre otros. Cada nombre cuenta una historia única en diferentes comunidades.
Para aquellos que deseen degustar este delicioso manjar, la técnica es simple: basta con excavar un poco durante el día cerca de un hormiguero para encontrar la miel. Pero aquí viene la parte más importante: no dañes a las hormigas. Puedes extraer la miel de su abdomen y dejarlas ir. Por la noche, ellas volverán a llenar su «barriga» con el dulce néctar.
Estas pequeñas criaturas son un recordatorio encantador de la belleza y la diversidad de la naturaleza mexicana, un tesoro que merece ser compartido con el mundo.