Por: Daniel González.- Todo mexicano promedio sabe que el 2 de octubre de 1968 en la ciudad de México hubo una mega marcha de estudiantes en un lugar llamado Tlatelolco que lamentablemente acabó en una masacre por parte del gobierno. Hasta ahí todo bien, todos lo sabemos y cada año desde hace 39 años se llevan a cabo homenajes para recordar aquel suceso, a los que perdieron la vida, a los desaparecidos…
En la década de los 50 un género musical llegó para sacudir el mundo y mostrarle a la juventud otro camino, una libertad que nunca antes habían sentido que desató una serie de pensamientos diferentes a lo establecido que si bien ya existían para ciertos sectores económicos, está música llegó a masificarlos y diez años después…
Llegó a México, a un país conservador, machista, represor, aun resentido por la revolución Mexicana, con el PRI en el poder.
¿Qué pasaba con la juventud mexicana en esa época?
Muchos de los jóvenes eran nietos de generales revolucionarios, otros venían del campo para buscar un futuro mejor en la ciudad pero siempre bajo el yugo familiar, estudiabas lo mismo que tu papá, trabajabas lo mismo que tu papá y hasta te ponían el mismo nombre, no podías opinar acerca de lo que querías, si te gustaba o no, “era lo mejor para ti”.
Surge un movimiento intelectual de clase medieros que gracias a los constantes viajes que realizaban sus padres empezaron a recibir información de lo que sucedía en otras partes del mundo , música, libros que empezaron a compartir en las facultades, preparatorias y puntos de reunión, así nuestros jóvenes se enteraron de un tal Ernesto Guevara, Fidel Castro, Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, de gente joven que se había “rebelado” contra lo establecido para buscar un bien común o lo que realmente les diera la gana.
Sucede lo que llamamos una brecha generacional y nace la generación del 68, una generación libre, contestataria, que hizo frente al sistema de manera pacífica, que sacudió al país un 2 de octubre de 1968, sin la cual no seriamos los mismos.
Hoy, 39 años después, la juventud sigue sacudiendo el país, son tiempos igual o más violentos, siguen matándonos, siguen desapareciéndonos, pero seguimos uniéndonos ante las adversidades.
Sin partidos, sin religiones, sin intereses, solo naturaleza.
Con muy poca asistencia a la marca conmemorativa en la ciudad de Xalapa, con pintas en el piso con gis, jóvenes pertenecientes a la Universidad Veracruzana, recuerdan este suceso y le dicen a la sociedad que en Xalapa se olvidan que existe el olvido.