La subrogación o alquiler de vientre no es solamente violencia contra la mujer sino además un atentado contra su dignidad, manifestó la Diócesis de Orizaba en el comunicado semanal.
Agregó que no obstante esta actividad las ayuda a mejorar sus situación económica, las denigra y viola sus derechos humanos.
«Vemos desde la misma definición o términos que se utilizan cómo las personas son usadas como medio y no como fin. El llamarles vientre de alquiler les quita la maternidad. Originalmente se hablaba de una maternidad subrogada, una gestación subrogada, y ahora ya solamente se codifica hablando de vientre de alquiler».
En el comunicado se menciona que estas féminas son utilizadas para gestar un ser humano y que en estados como Tabasco, donde está permitido esto desde hace muchos años, hay quienes llegan a gestar cinco u ocho seres humanos que después son recogidos por quienes les han pagado por los servicios.
Asimismo, la Diócesis de Orizaba opinó que aunque esta actividad sea regulada, se prestaría a malos manejos y hasta el tráfico de personas, «a que extranjeros, como ya se está haciendo, vengan a alquilar mujeres para que tenga los hijos que por distintas razones no pueden».
Expuso que en esta situación el tener un hijo no es por un acto de amor sino como un fruto de la ciencia médica. «Creemos que antes de buscar estar a la vanguardia por moda, tendría que haber inteligencia en la discusión legislativa para que vean todos los factores y condiciones que están implicados y no solamente legislar al dedazo o por inercia legislativa».
En otro tema, la Diócesis de Orizaba se refirió a los hechos de violencia ocurridos el pasado fin de semana.
Refirió que la inseguridad es en general y no se centra en un solo sector, sino que en nuestro estado lo están pareciendo niños, periodistas, hombres, mujeres incluso adultos mayores que son asesinados en sus propios hogares, como ha ocurrido en nuestra región.
Sostuvo que la lucha contra la violencia empieza con la educación en valores, pues actualmente se ha perdido la educación cívica, la educación en valores, el aprecio por la vida.
«Hoy los parámetros y los modelos que se proponen por ejemplo tienen que ver con la misión, con la economía y cuando no se tiene, entonces busca el modo de cómo conseguirlos. También hay una cultura de la violencia que se impulsa a través de las redes sociales, a través de las series de televisión, a través de algunas expresiones culturales y esto fortalece también el desprecio por la vida, en todo esto vamos englobando lo que ella, desde hace muchos años. La iglesia la reconoce como una cultura de muerte.
«Pero si creemos en una cultura por la vida, debemos iniciar por educar para la vida, por educar en el aprecio de ella por reconocer la vida como un valor fundamental inalienable y por eso es que la Iglesia también dice que debemos de respetar la vida de todo ser humano y no debe de haber ningún atentado ni por el aborto ni por la eutanasia ni por la violencia.
«La lucha por la vida debe de ser integral. Ya lo decía la madre Teresa de Calcuta cuando recibió el Premio Nobel: ‘Cómo vamos a pedirle a un terrorista, a un asesino, un francotirador que no asesinen a persona, si hemos permitido que una madre elimine a su propio hijo en su seno, con las leyes abortivas’ (sic)».
Agregó que la búsqueda de la paz no solamente corresponde al gobierno y que asegurarla es un trabajo conjunto entre familia, escuelas medios de comunicación, ONG, «todos debemos de generar la cultura de paz a favor de la vida y así es como se va erradicar la verdadera violencia que existe en nuestro país», concluye el comunicado.
Con información de, JornadaVeracruz
