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    «Solo hay un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia». SÓCRATES

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    Xalapa, Ver. 10/09/2021

    Su contribución a la filosofía ha sido de un marcado tono ético. La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia, amor, virtud y el conocimiento de uno mismo.

    El griego postulaba una gran certeza en la idea de una VERDAD ABSOLUTA, sin embargo, creía en la imposibilidad de contemplarla a causa de la subjetividad; se trata de un pensar sujeto a las condiciones materiales donde se haya desarrollado el sujeto/a. Un punto de vista por cada persona, sujeto al tiempo y al cambio.

    “Una cosa es creer que es verdad y otra que lo sea”.

    No hay manera de no estar condicionado por nuestra propia interpretación de esa VERDAD, es así como el experimentar la vida se condiciona en saber que no se puede observar una verdad en sí, se trata entonces de vivir con la certeza de una incertidumbre inmutable.

    Pero no basta en creer que algo sea correcto o no, sino, en saber por qué lo es o no; por eso la filosofía no es un monólogo, es un dialogo. Conocer, no es saber más que el otro, es buscar el conocimiento a lado del otro, intercambiar palabras, crear una supuesta oportunidad de crear una razón compartida capaz de vislumbrar una VERDAD.

    El unir dos discursos contradictorios, eleva el conocimiento, pero cómo poder entonces jugar este péndulo del saber:

    • – “yo postulo una tesis”
    • – “yo postulo una antítesis”

    El deseo de conocer es impulsado por el saber lo que no se sabe, el lenguaje nos permite conceptualizar la realidad, con objeto de definir la esencia en potencia, en esa lluvia de ideas se concibe la SÍNTESIS. Así mismo, es como Sócrates refería a la condición humana al experimentar y estudiar, recrear e integrar; crear un verdadero valor en la introspección, pues ahí está el poder saber.

    Pero ¿cómo poder saber algo?, si nuestra condición animal es intrínseca a nuestra dimensión alma-consciencia, no se puede acceder a la idea de la verdad por sí misma (por la percepción individual), debemos crear las condiciones (sandbox) para hacer brotar del espíritu la idea, no tratar de enseñar, si no acompañar en el autoconocimiento ajeno. Acompañando en un camino sin fin, puesto que no se puede aprender lo que se cree ya saber, de ahí nace:

    “Yo solo sé que no sé nada”

    Donde la sabiduría procede el reconocimiento de la ignorancia, la ignorancia no consiste en no saber, si no, en seguir ignorando lo que se sabe ignoramos. Se trata de cuestionar más y concluir menos, pues el pensamiento no es absoluto. Todo cambia, pero sigue igual al mismo tiempo.

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