El documental El gran salto se exhibirá del 12 al 19 de agosto de 2021 en complejos Cinépolis de la República Mexicana.
En 2013, el atleta sonorense Luis Rivera hizo historia en la disciplina de salto de longitud. A sus 26 años, no sólo venía de participar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, sino que además impuso un nuevo récord mexicano, tras alcanzar la marca de 8.46 metros en los Juegos Universitarios de Kazán 2013. Un mes después, en agosto, Rivera obtuvo una medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Atletismo, y para noviembre del mismo año se convirtió en uno de los acreedores del Premio Nacional del Deporte. Tales hazañas sedimentaron la subsecuente trayectoria del atleta y también le aseguraron un acompañante con cámara en mano. Dicho compañero fue el cineasta chihuahuense Jorge Porras, quien decidió convertir a Luis Rivera en el protagonista de su ópera prima: un documental titulado El gran salto.

El gran salto abarca cuatro años en la vida del saltador Luis Rivera, poniendo énfasis en la difícil lucha por clasificar para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Ahí quedan evidenciados los duros entrenamientos de Luis, así como la relación con sus hermanos y su participación en diversas competencias nacionales e internacionales. En conversación con Cine PREMIERE, el ya retirado atleta comenta que quedaron plasmadas «las cosas positivas, negativas, lo bueno, lo malo, las victorias, las derrotas» en un filme cuyo rodaje le permitió además autoevaluarse constantemente.
«Y siempre lo digo», agrega, «cuando un deportista se retira, siempre viene a la mente el decir: ‘Oye, pues voy a tener fotos y videos que mostrarle a la gente’, para tenerlas de prueba de que sí fue bueno en lo que hizo. Pero yo tengo la fortuna de tener esta película, este documental».
El proyecto de El gran salto surgió simultáneamente de la certeza y la ambigüedad. El director Jorge Porras comparte: «En 2013, tuve un par de accidentes que me hicieron reflexionar mucho y aprender». Posterior a su recuperación, el novel cineasta supo que tenía que producir su primer largometraje a como diera lugar. Sin embargo, no tenía definido un tema ni tampoco si le interesaba generar una ficción o un documental. Fue hasta que se reencontró con Luis Rivera, un viejo amigo de la infancia, y conoció más a detalle su historial deportivo que Porras reconoció el enfoque de su película. Un último empujón para hacerla provino de la experiencia del cineasta dentro de un rally de cortometrajes del que formó parte en 2014, en el marco del Festival Internacional de Cine de Toronto.
«Allá en Toronto, unos productores me dijeron: ‘Oye, ¿qué proyectos tienes?, ¿qué vas a hacer ahora?’. Y les conté que tenía varias historias que estaba desarrollando y que también tenía un amigo con una gran historia, que es un deportista», platica el chihuahuense. «Les hablé de Luis, de lo que estaba haciendo, de que podía ser el primer mexicano con estudios de doctorado en llegar a los Juegos Olímpicos. Y estos señores me dijeron: ‘Tienes una gran historia en tus manos, vas por ella, tienes que hacerla. Si es tu amigo, tienes el acceso, y en México no hay cine deportivo, [así que] hazla’».
21:09 PM Por: Antonio G. Spíndola 0

El documental El gran salto se exhibirá del 12 al 19 de agosto de 2021 en complejos Cinépolis de la República Mexicana.
En 2013, el atleta sonorense Luis Rivera hizo historia en la disciplina de salto de longitud. A sus 26 años, no sólo venía de participar en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, sino que además impuso un nuevo récord mexicano, tras alcanzar la marca de 8.46 metros en los Juegos Universitarios de Kazán 2013. Un mes después, en agosto, Rivera obtuvo una medalla de bronce en el Campeonato Mundial de Atletismo, y para noviembre del mismo año se convirtió en uno de los acreedores del Premio Nacional del Deporte. Tales hazañas sedimentaron la subsecuente trayectoria del atleta y también le aseguraron un acompañante con cámara en mano. Dicho compañero fue el cineasta chihuahuense Jorge Porras, quien decidió convertir a Luis Rivera en el protagonista de su ópera prima: un documental titulado El gran salto.

El gran salto abarca cuatro años en la vida del saltador Luis Rivera, poniendo énfasis en la difícil lucha por clasificar para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Ahí quedan evidenciados los duros entrenamientos de Luis, así como la relación con sus hermanos y su participación en diversas competencias nacionales e internacionales. En conversación con Cine PREMIERE, el ya retirado atleta comenta que quedaron plasmadas «las cosas positivas, negativas, lo bueno, lo malo, las victorias, las derrotas» en un filme cuyo rodaje le permitió además autoevaluarse constantemente.
«Y siempre lo digo», agrega, «cuando un deportista se retira, siempre viene a la mente el decir: ‘Oye, pues voy a tener fotos y videos que mostrarle a la gente’, para tenerlas de prueba de que sí fue bueno en lo que hizo. Pero yo tengo la fortuna de tener esta película, este documental».
El proyecto de El gran salto surgió simultáneamente de la certeza y la ambigüedad. El director Jorge Porras comparte: «En 2013, tuve un par de accidentes que me hicieron reflexionar mucho y aprender». Posterior a su recuperación, el novel cineasta supo que tenía que producir su primer largometraje a como diera lugar. Sin embargo, no tenía definido un tema ni tampoco si le interesaba generar una ficción o un documental. Fue hasta que se reencontró con Luis Rivera, un viejo amigo de la infancia, y conoció más a detalle su historial deportivo que Porras reconoció el enfoque de su película. Un último empujón para hacerla provino de la experiencia del cineasta dentro de un rally de cortometrajes del que formó parte en 2014, en el marco del Festival Internacional de Cine de Toronto.
«Allá en Toronto, unos productores me dijeron: ‘Oye, ¿qué proyectos tienes?, ¿qué vas a hacer ahora?’. Y les conté que tenía varias historias que estaba desarrollando y que también tenía un amigo con una gran historia, que es un deportista», platica el chihuahuense. «Les hablé de Luis, de lo que estaba haciendo, de que podía ser el primer mexicano con estudios de doctorado en llegar a los Juegos Olímpicos. Y estos señores me dijeron: ‘Tienes una gran historia en tus manos, vas por ella, tienes que hacerla. Si es tu amigo, tienes el acceso, y en México no hay cine deportivo, [así que] hazla’».
En efecto, Luis Rivera se encaminaba a Río de Janeiro 2016 y también a obtener su doctorado en Ingeniería Industrial por parte del Tecnológico de Monterrey. Atraído por el punto en el que confluyen la excelencia deportiva y la académica, Jorge Porras comenzó a levantar video y sonido en torno al tenaz saltador, inicialmente por cuenta propia, hasta que se convirtió en el documental que le «ha cambiado la perspectiva del cine para siempre», en palabras del realizador.
«El cine deportivo es algo a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida», afirma. «Creo que es una ventana no explorada en México y en América Latina. Me encantan las historias deportivas. Me gusta el deporte pero más allá del deporte me gustan las historias de los atletas».

Hacia un cine deportivo
Para confeccionar una película deportiva, Jorge Porras optó por voltear hacia Estados Unidos, donde el afamado canal de deportes ESPN presume un vasto catálogo de no ficciones que han visto la luz en el transcurso de varias décadas. De manera particular, el cineasta destaca la serie de documentales 30 for 30 –transmitida por ESPN desde 2009–, que ha sido tres veces nominada al Emmy. «La gente me empezó a comentar: ‘Oye, es que estaría muy padre que [tu primer largometraje] sea un documental como esos pero de un mexicano o de algo en América Latina’. Y yo les decía: ‘Pues es que eso es precisamente lo que queremos hacer, ese tipo de historias, ese tipo de narrativas’», cuenta.
El gran salto se presenta como el primer documental mexicano sobre atletismo: un proyecto que supo apelar «al gusto de la gente», incluidas las personas del ámbito fílmico y empresarial que decidieron brindar su apoyo. Así lo ve Luis Rivera, quien además considera clave que la película verse sobre asuntos «más terrenales» («más identificables con la mayoría de la población») y no sobre alguna celebridad deportiva.
«El gran salto puede marcar un antes y un después para lo que es el cine deportivo. Eso es una realidad. ¿Por qué? Porque no estamos hablando de la historia de alguien súper conocido. No estamos hablando de la historia de alguien que ya está, digamos, en la vista de todos los demás, sino que se trata de un atleta [con quien] se va a identificar el 99.9 % de las personas que lo vean», nos explica el medallista.
Muchas oportunidades surgieron a partir de la premisa del filme, pero la producción no estuvo exenta de obstáculos. Un pasaje del argumento requería que la cámara siguiera al saltador aguapretense hasta los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. El problema fue que el equipo de El gran salto no pudo conseguir las acreditaciones para filmar en aquellos eventos de talla internacional, conforme a sus necesidades. «[Entonces] nos dimos cuenta de que era mucho mejor, como dicen acá malamente, ‘pedir perdón que pedir permiso’», nos confiesa Jorge Porras, hablando por él y por su cinefotógrafo Aldo Hernández, de quien aprendió la filosofía de «ser proactivos al momento de grabar un documental».
«Cuando solicitábamos permisos [en Canadá y Brasil] nos restringían a estar en un área de prensa que no nos funcionaba para la narrativa de lo que queríamos contar», explica el norteño. «Entonces decidimos meternos a todos los eventos como turistas, con la esperanza de que no nos revisaran las mochilas y de que no nos quitaran las cámaras, lo cual afortunadamente nunca fue el caso. Nunca nos revisaron».
De manera ilícita se logró grabar en aquellas competencias, que «no es lo óptimo», asevera Porras, aunque eventualmente se pagaron los derechos para utilizar las imágenes en la película. El montaje de El gran salto corrió a cargo de Aldo Osorio, quien en colaboración con el director, fue le encargado de reducir 400 horas de material original y material de archivo a una cinta de hora y media. «Él me ayudó a hacer una estructura y un arco dramático», dice el documentalista sobre su editor. «Hicimos esta propuesta que quisimos acercar a la narrativa del viaje del héroe, a una narrativa un poco más relacionada con el cine de ficción».

De tortugas ninja a atletas
Si bien Luis es la estrella de la película, El gran salto otorga espacio a los demás hermanos Rivera, quienes tienen en común haber destacado (o seguir destacando) en deportes de alto rendimiento. Es un cuarteto que complementan Jorge, Edgar y Adrián, y que en conjunto recuerdan a las afamadas Tortugas Ninja. Luis Rivera cuenta que cuando eran bebés, sus papás solían tomarles fotos en las que cada uno salía ataviado con un color distinto: cuatro colores que curiosamente correspondían a los de aquellos personajes de la cultura pop. Más adelante, el saltador descubrió que incluso las personalidades coincidían. Él es «el que ve por todos» (Leonardo / azul); Jorge es el de «carácter un poco fuerte» (Rafael / rojo); Edgar es «siempre bien geek» (Donatello / morado), y Adrián es quien está «siempre bromeando» (Miguel Ángel / naranja).
El director Jorge Porras fue testigo de la competitividad de los Rivera, pues asistió a la misma escuela primaria de Luis en Agua Prieta, Sonora. Incluso entrenó atletismo junto con ellos durante algún tiempo, aunque en las carreras quedaba continuamente en los últimos lugares. Llegó a creer que era demasiado malo en los deportes, hasta que comprendió que eran los hermanos los que operaban en un nivel superior.
«[Cuando tenía] como 15 ó 16 años, gané el premio del mejor deportista en la prepa», nos platica Porras. «Y yo decía: ‘¿Cómo es posible si soy bien malo?’. En mi mente, yo pensaba que era malo. Y ya después hilé: ‘No soy malo, es que estos cuatro desgraciados son unas bestias, o sea, ¡son muy buenos!’. No había manera. Nunca en mi vida le he ganado a Luis en algo deportivo, ni a Jorge, ni a Edgar».
Ser atleta es de familia, por lo que no hay Rivera que no esté intentando dar marcas cada vez mejores. Actualmente, los hermanos continúan jugándosela en los estadios, mientras que un retirado Luis –padre de familia, ingeniero con posgrado y conferencista– funge como apoyo moral para ellos. Dentro del atletismo, Edgar Rivera (saltador de altura) ha enarbolado el apellido en las últimas dos ediciones de los Juegos Olímpicos, mientras que Adrián (saltador de longitud) tiene la mira puesta en París 2024.
Luis, por su parte, tras participar en Londres 2012, sabe que «los Juegos Olímpicos marcan un antes y un después para cualquier deportista».
«Es un orgullo porque en las últimas tres [ediciones del evento deportivo] hemos tenido al menos un miembro de la familia compitiendo. Eso es algo que no cualquiera puede presumir pero nosotros [estamos] muy, muy contentos y [nos sentimos] bendecidos por estas oportunidades que nos da la vida», expresa el sonorense. «Y ahora, como retirado, siempre lo digo: yo vivo la pasión del deporte a través de las vivencias de mis hermanos».

«Es película y podcast»
El gran salto debutó originalmente en 2019, a través de encuentros fílmicos como el Festival Internacional de Cine Monterrey, donde obtuvo el premio de la audiencia a mejor largometraje mexicano. Después pasó también por Mexicali, Chihuahua y Hermosillo –sin olvidar su presencia en DocsMX– y planeaba estrenarse comercialmente en el verano de 2020. Sin embargo, la pandemia por COVID-19 terminó por frustrar aquellos planes, aunque no el espíritu de Jorge Porras. El cineasta decidió no quedarse de brazos cruzados e impulsó «una estrategia muy loca y un poco desesperada», según expone, pero que hallaba justificación en la «comunidad creciente de seguidores de la película [que derivó de] este circuito corto que tuvimos de festivales».
El documentalista creó el podcast El gran salto –disponible en las plataformas de Spotify, Apple y Google–, que comenzó a transmitirse en mayo del año pasado. Si bien surgió para ayudar al marketing de la película, con el tiempo se volvió una herramienta para dar a conocer «historias reales de atletas reales». Hasta ahora compuesto por poco más de cincuenta episodios, el programa gira alrededor de conversaciones con deportistas hispanos de alto rendimiento, quienes reflexionan sobre su experiencia dentro de sus respectivas disciplinas. Ahí se han dado cita la raquetbolista Paola Longoria, la tiradora Alejandra Zavala y el clavadista Jahir Ocampo, entre otros.
«Un año, cincuenta capítulos, y va a ir más allá. O sea, el podcast no lo vamos a interrumpir. Hemos invitado a atletas olímpicos, a atletas internacionales, a personalidades del deporte mexicano, y creció la comunidad de una manera muy agradable», nos comenta Porras. «Fue algo inesperado que sí, empezó siendo un apoyo [promocional] para la película, pero ahora ya cobró vida propia. El gran salto es película y podcast«.
La historia del saltador Luis Rivera, por tanto, inspiró al director y productor chihuahuense a hacer del deporte el tema de sus proyectos subsecuentes. Con Porras en la silla de dirección, hay actualmente un cortometraje documental en posproducción, titulado Corona a los Cuarenta y protagonizado por la triatleta Fabiola Corona. El mismo cineasta tiene agendado un proyecto de película con el lanzador de martillos Diego del Real, además de una enigmática serie animada y un largometraje de ficción que presume un guion de su autoría. «Escribí un guión de boxeo, también de hermanos pero que boxean y estamos ya en desarrollo de esa carpeta», revela. «En 2022 empezaremos el rodaje si todo va bien».
Por lo pronto, El gran salto llega a cines comerciales esta semana, posterior a un año de retraso. El plan original era que estrenara en la antesala de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y no después de esta justa deportiva, como finalmente ocurrió. No obstante, Jorge Porras ve con buenos ojos este calendario de lanzamiento, debido a una razón que seguro los cinéfilos y fanáticos del atletismo agradecerán.
«Sabemos que cuando se acaban los Juegos, la gente que los ve se queda con ganas de más. ‘¡Quiero más, quiero ver algo más!’. ¡Entonces ahí está! Toda la gente que vio los Juegos Olímpicos y quiere ver algo más, en ese tiempo entre que terminan los Olímpicos y empiezan los Paralímpicos [el próximo 24 de agosto] tendrá la oportunidad de ir al cine a disfrutar una historia de Olímpicos y de hermanos mexicanos».

El documental El gran salto se exhibe del 12 al 19 de agosto de 2021 en complejos Cinépolis de la República Mexicana. Ingresen aquí para conocer las sedes seleccionadas y adquirir sus boletos.
Con información de Cine Premiere













