Muchas veces sentimos que nos falta el aire, que nos cuesta levantarnos por la mañana, que la piel se nos ve pálida, las uñas se debilitan o el cabello se cae sin razón aparente. Y aunque todo parece estar bien en los análisis generales, hay una causa silenciosa que casi nadie toma en serio: la falta de hierro.
El hierro es un mineral esencial para la vida. Está presente en cada célula de nuestro cuerpo, pero su función más importante es transportar oxígeno a través de la sangre. Cuando no tenemos suficiente hierro, el cuerpo simplemente no puede funcionar al ritmo que necesita.
🧬 ¿Por qué puede faltar hierro en el cuerpo?
📝Las causas más comunes son:
🔸Dietas pobres en hierro (especialmente sin alimentos naturales).
🔸Exceso de alimentos ultraprocesados.
🔸Sangrados abundantes (como los menstruales).
🔸Absorción deficiente (por problemas digestivos o consumo excesivo de lácteos).
🔸Embarazo, lactancia o crecimiento (demandas elevadas de hierro).
▪️Y aunque muchas personas se enfocan solo en suplementos, lo cierto es que el hierro se puede recuperar con sabiduría natural, sin necesidad de químicos.
🫘 El caldo del primer hervor y primer coccion de frijol negro: un secreto olvidado
Nuestras abuelas👵🏼 sabían que el primer hervor del frijol negro sin sal era un tesoro para el cuerpo. Ese caldo oscuro, que muchas veces se desecha, está lleno de:
✔️ Hierro natural fácilmente absorbible
✔️ Antioxidantes que protegen la sangre
✔️ Ácido fólico y magnesio
✔️ Un efecto remineralizante y energizante
🔹 ¿Cómo se toma?
En ayunas, una taza del caldo del primer hervor (sin sal, sin condimentos). Puedes hacerlo durante 7 días seguidos, descansar otros 7, y repetir.
🔹 ¿Quiénes pueden tomarlo?
Adultos, jóvenes, mujeres en etapa menstrual o posparto, personas mayores, y todos los que presenten señales de agotamiento, debilidad o falta de concentración.
🔹 ¿Qué no se debe hacer?
No mezcles este caldo con leche, café o té al mismo tiempo, ya que esos ingredientes bloquean la absorción del hierro.
🌿 El remedio es tan simple que muchos no lo creen.
Pero ahí está: en una olla con frijol negro, en el primer buen hervor, sin sal ni secretos caros.
Un acto de amor al cuerpo, a la sangre y a la energía vital.













