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    De camino en camino…

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    #DeCaminoEnCamino

    Por: Javier López Ortega.

    * Un gran sector: los jóvenes
    * Jóvenes Construyendo el Futuro
    * Programa clientelar o productivo?

    Pese a que muchos chavorrucos de casi cuarto piso nos sentimos aún muy jóvenes, para las instituciones de Gobierno ya no lo somos, puesto que los ubica de 18 a 29 años de edad. Otros sectores opinan que la juventud inicia desde que termina la niñez hasta que empieza la edad adulta, es decir de los 15 hasta los 35 años. Sin embargo la Organización de las Naciones Unidas (conocida como ONU) ha definido a la juventud como la etapa que comienza a los 15 y se prolonga hasta los 25 años de vida de todo ser humano, aunque no existen límites precisos al respecto. Las mayores expectativas de vida hacen que, en ciertos aspectos, personas de 40 años sean consideradas como jóvenes.

    En este análisis no hablaremos de las locuras o sentimientos de la juventud, sino de un gran sector; al que muchos luchadores sociales hemos abanderado causas, por su falta de inclusión en temas políticos, sociales, productivos, laborales, empresariales, científicos y hasta electorales. Los jóvenes han marcado épocas, momentos decisivos y hasta etiquetas se les ha puesto como: generación Y, Z y lo que se les ocurra a la mercadotecnia. Llamó mucho la atención cuando se les llamó: los millennials, puesto que con el malinchismo que caracteriza a muchos mexicanos, lo adoptaron por el término anglosajón sin gran problema y todos hablaban de esa moda. En campañas políticas los conservadores los llamaron millennials y los otros que ya despachan en el Gobierno los llamó ninis, un término para describir a la gran mayoría que ni trabajaba y ni estudiaba.

    Los millennials eran disputados por todos los candidatos y según encuestas representaban más del 30% de votantes. Todos los candidatos presidenciales se adjudicaron el gran voto. Nadie en realidad presentó un verdadero plan para atender el gran problema que atravesaban los famosos millennials o ninis, solo vieron estadísticas y los famosos votos que aportarían. Andrés Manuel López Obrador a través de su campaña dijo que les haría justicia social y sobre todo los capacitaría para conseguir un trabajo digno. Me queda claro que no dijo si atraería inversión u empresas privadas o públicas para qué laborarán y alcanzarán el tan ansiado bienestar.

    Desde enero arrancó el gran programa para ninis “Jóvenes Construyendo el Futuro” que busca que miles de jóvenes entre 18 a 29 años de edad puedan capacitarse en el trabajo. El Gobierno les otorgará una beca mensual de 3,600 pesos para que se capaciten durante un año. Y como lo dice su portal: sería la oportunidad para que empresas, instituciones públicas y organizaciones sociales los capaciten para que desarrollen habilidades, aprovechen su talento y comiencen su experiencia laboral. Curioso que en un principio no se consideró a las personas físicas. El ambicioso programa le daba oportunidad hasta un 70% al sector privado y un 10% al social. A ciencia cierta no se sabe cómo se va a evaluar el programa, pero nos queda claro qué hay objetivos más cuantitativos que cualitativos.

    Tres meses después muchos analistas aclaran que puede ser la manera más clientelar de controlar a los famosos ninis. Pese a que es uno de los ejes del Gobierno de la 4ta Transformación en materia social, realmente no hay reglas de operación que evalúe a las empresas y o tutores, ni a los mismos beneficiarios. En muchos lugares que he recorrido ha empezado los dimes y diretes, desde qué hay moches hasta que los jóvenes nunca se presentan a colaborar. Peor aún, el programa está en manos de operadores del partido oficial y una serie de deficiencias en su proceso. En un ejido oí que ofrecían a campesinos, que nunca podrían registrarse en un sistema, que fueran tutores de jóvenes aprendices.

    La urgencia de repartir dinero sin objetivos específicos no se sabe, pero si vemos que existen tiempos de llenar padrones clientelares, sociales y/o laborales. El programa posiblemente se redireccione si es que busca el posicionamiento de los jóvenes en aprender y capacitarse para un trabajo o emprender algún negocio. Pero mientras sean peras y manzanas, para un sector como los jóvenes, el incentivo o subsidio si podría servir para un fin de semana y en un antro de medio cachetes. Pero muy lejos de una realidad: arraigar en sus comunidades y no emigrar, tener el trabajo de sus sueños después de estudiar una carrera, emprender el negocio de su vida. ¡Tiempo al tiempo!

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