El gobierno de Israel pretende retrasar la vuelta a clases pactada para el 1 de septiembre y abrir las escuelas después de realizar pruebas de anticuerpos a todos los niños.
A mediados de abril de 2021, Israel alcanzó lo que ningún otro país en todo el mundo: con el 80 % de su población adulta vacunada con ambas dosis, los nuevos casos de COVID-19 alcanzaron un mínimo histórico al mismo tiempo que los hospitales daban de alta a sus últimos pacientes con coronavirus.
Ante lo que parecía la inminente llegada de lainmunidad de rebaño, el gobierno anunció el fin de los cubrebocas en espacios públicos abiertos, la apertura de restaurantes, bares y otros comercios para operar con normalidad y el regreso de los eventos masivos.
Sin embargo, dos meses después de la reapertura generalizada, la llegada de la variante delta a territorio nacional provocó una nueva ola de COVID-19, con casos multiplicándose rápidamente en Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades.
Desde inicios de julio hasta la fecha, los contagios crecen día tras día, alcanzando hasta 7,000 contagios nuevos diarios a finales de agosto, una cifra que ya rebasa el punto más alto de la primera ola y mantiene su tendencia ascendente.
En este escenario que se presenta a menos de una semana del nuevo año escolar, que permitirá el regreso a clases de los cerca de 1.4 millones de niños del país, el gobierno de Israel decidió iniciar una campaña masiva para detectar anticuerpos de COVID-19 en el grueso de su población no vacunada: los niños.
El Ministerio de Salud realizará 1.4 millones de pruebas de anticuerpos a los menores de 12 años que aún son inelegibles para recibir alguna vacuna contra el coronavirus, con la intención de comprender más a fondo el papel que juegan los asintomáticos (en este caso menores de edad) en los nuevos contagios que alimentan a la tercera ola de COVID-19.
Las pruebas de anticuerpos serán realizadas a los niños de 3 a 12 años de todo el país, como parte de una estrategia que pretende retrasar el regreso a clases (pactado para el 1 de septiembre) hasta que existan las condiciones para llevarlo a cabo de una forma segura.
Además de las pruebas, el pasaporte de inmunidad que aplica para mayores de edad será extensivo para los niños de entre 3 y 12 años que acompañen a adultos a espacios cerrados: desde la última semana de agosto, los menores deberán presentar una prueba de COVID-19 negativa o un examen de anticuerpos para acceder a restaurantes, centros comerciales y otros sitios que no están al aire libre.
A pesar de que los menores de edad son el grupo menos vulnerable a enfermar gravemente de COVID-19, la variante delta ha causadomáximos históricos de niños positivos y hospitalizados en los Estados Unidos, mientras que ha avivado el debate entre iniciar con la vacunación a la población de 12 a 18 años o bien, esperar mayor evidencia científica de los estragos del virus en el organismo de los más pequeños.
Con información de Muy Interesante
