martes, octubre 14, 2025
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    Poza Rica Lo que yo pienso.Juan Javier Gómez Cazarín.

    Hace apenas dos semanas mis compañeros y yo estábamos en la alcaldía Iztapalapa y en Ciudad Netzahualcóyotl, barriendo lodo y levantando censos en una zona de graves inundaciones. Y en aquella ocasión les compartía dos pensamientos:

    El primero, que después de haber estado en Pinotepa, Oaxaca, podía decir que en la playa o en la gran ciudad, el desastre provoca el mismo dolor, la misma sensación de pérdida, el mismo desamparo de no tener una cama limpia donde dormir esa noche, ropa para cambiarse o un lugar donde preparar nuestros alimentos.

    El segundo, que lo hacíamos desinteresadamente, pero también conscientes de que la vida da vueltas y de que los desastres naturales siempre están al acecho.

    Menos de quince días después nos tocó en Veracruz. Hoy nuestros paisanos del norte viven las consecuencias del peor desastre natural en más de 25 años. Poza Rica, la cuarta ciudad más poblada del Estado y la principal de la zona norte, es el epicentro del drama.

    Personalmente, creo que cualquier reacción que no sea poner manos a la obra es una mezquindad. Y en la política abunda gente mezquina que trata de politizar la tragedia (aunque por fortuna no es toda). Normalmente, lo más inteligente y lo más sano es ignorarlos. Pero de vez en cuando sí merecen una respuesta.

    A los que atacan a la presidenta Claudia Sheinbaum y a la gobernadora Rocío Nahle, les digo que es una mezquindad regatearle a ellas y a sus Gobiernos su compromiso y dedicación con los damnificados. Les digo que es una bajeza no reconocer que el Gobierno de México y el de Veracruz están volcados en responderle a los municipios afectados.

    Y conste: no me refiero a la eventual reacción encendida de la gente lastimada por la pérdida. Esas personas, claro, tienen todo el derecho del mundo de estar consternadas y de sentir frustración, tristeza, enojo, miedo. También tienen derecho a desahogarse. Si una señora no encuentra a su familiar y me quiere gritar a mí, ¿cómo reprochárselo? ¿Cómo estaría cualquiera de nosotros en su lugar? La presidenta Sheinbaum lo reconoció en su conferencia de prensa: “sabemos que hay mucha desesperación y preocupación, pero los vamos a atender a todos”.

    No, no. Claro que no hablo de ellos. Hablo de actores políticos que, desde la comodidad de sus asientos de piel, lanzan dardos envenenados y azuzan a sus plumas a sueldo para atacar a la Presidenta y a la Gobernadora. Hablo de quienes explotan políticamente la tragedia humana que se vive en la zona norte. Hablo de quienes no son capaces de donar una lata de atún (y mucho menos venir a ayudar), pero buscan la ventaja mediática de lucrar con el dolor del pueblo.

    Ellos saben de quiénes hablo y saben que tengo razón cuando les digo que su mezquindad no tiene perdón.

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