viernes, noviembre 21, 2025
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    El Ensamble Clásico de Guitarras estrenó Concierto de Rodrigo Lomán

    • En formación de cuarteto y como solistas de la Sinfónica de Xalapa
    • El segundo movimiento ¿a la manera de Panchos, Dandys o Tecolines?

    Jorge Vázquez Pacheco

    Xalapa, Ver. – El Ensamble Clásico de Guitarras, organismo adscrito a la Universidad Veracruzana y fundado desde 1979 por el virtuoso Alfonso Moreno, fue solista para el estreno absoluto del Concierto para ensamble de guitarras y orquesta, de Rodrigo Lomán.

    La audición, ofrecida el reciente 19 de septiembre en la sala Tlaqná, ha sido la oportunidad para corroborar la eficiencia y capacidad de los jóvenes que se han adscrito recientemente al conjunto que, en su formación elemental, conta de seis instrumentistas. Mediante un seguimiento evidentemente intuitivo, dada su manifiesta musicalidad y virtudes como ejecutantes, este cuarteto de noveles maestros se revela como leales continuadores de la tradición guitarrística que es propia de Xalapa.

    Tu desempeño fue impecable para la pieza de quien sin duda es el compositor “de moda” en el círculo sinfónico nacional. Las partituras de Rodrigo Lomán, interpretadas continuamente por orquestas y ensambles diversos, son siempre bien recibidas por el público de todas latitudes y esto ha funcionado como estimulante para que el joven xalapeño, cuyo linaje le emparenta directamente con el fundador de la Sinfónica de Xalapa, muestre con sorprendente frecuencia la fructificación del frondoso talento que le es propio.

    La partitura que nos ocupa solo tiene un parangón: el “Concierto andaluz”, del español Joaquín Rodrigo, ideado también para cuarto guitarras con respaldo sinfónico y estrenada en Los Ángeles, California, en 1968. D este modo, Lomán se mueve en terrenos escasamente trillados y marcados por amplitud horizontal suficiente y prometedoramente amplia. Sus tres movimientos contrastantes entre sí (Allegro-Andante-Allegro) han sido armados mediante temas que apuntan directamente a las formas propias de la música vernácula, aunque sin recurrir a las citas específicas o transcripciones. Rodrigo Lomán genera sus propios temas y los acopla de tal forma que logra una síntesis de impulsos e impresiones traducidos en música de diáfana naturalidad; arte totalmente digerible y sin el auxilio de rebuscamientos. Aquí, su lenguaje sonoro es expresividad en su más pura esencia.

    ¿Con la dulzura empalagosa del bolero romántico?

    De esta obra llama la atención su segundo movimiento, denominado “Romanza de la Capital”, pieza concebida sobre los contornos propios del bolero romántico tradicional. Es una ilación de conceptos en que hay cabida para la sorprendente “cadenza” destinada a los cuatro solistas, aunque en sucesión temática quizá tan predecible como puede ser en el bolero el famoso “círculo de do”. Pero no importa que esta partitura sea tan amable al oído que bien podría haber sido firmada por los autores de temas que dieron celebridad a tríos como Tecolines, Dandys, Jaibos o Los Panchos. Es arte bien ideado y mejor concretado.

    La línea de Lomán es la originalidad dentro de los parámetros citados, lo que le permite trabajar sobre lo que bien puede definirse como “inaudito”: lo nunca antes oído, lo jamás escuchado. Así, ha dado forma a los conciertos para violín huasteco y tuba norteña, que son apenas la manifestación de lo que tiene por entregar más adelante este talento. Dato adicional: el director invitado, el ibérico Martínez Alpuente, fue suficientemente claro en su alocución ante el público: “Deben estar orgullosos al tener un aquí a compositor tan generoso. Interpretar su música nos emociona y pone los pelos de punta”.

    Pies de fotos

    Foto 1.- El Ensamble Clásico de Guitarras, al interpretar la obra de Rodrigo Lomán.

    Foto 2.- Rodrigo Lomán agradece los aplausos y el reconocimiento del público.

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