Por el Lic. Antonio González Marcial /A escasos 75 días de que el presidente electo AMLO tome posesión de la Presidencia de la República y se reanude la transición del poder, comunicadores de diferentes empresas televisoras se reúnen en el programa Tercer Grado, en el cual especulan acerca de las políticas públicas que se implementarán para la solución de los diferentes problemas que afectan la buena marcha del país y el bienestar de millones de mexicanos que con su voto lo llevaron al triunfo en la pasada Jornada Electoral 2018. En el desarrollo de estos programas, se expresan diferentes puntos de vista, unos a favor y otros en contra, descalificando algunas propuestas y otras no, que si va a hacer esto, que si va a hacer lo otro y, en fin, posiciones que no conducen a nada, solo confunden al teleauditorio, se considera que como profesionales de la comunicación, deben actuar con ética y trasparencia, y no hacer crítica de un algo que aún no está en funciones, que se le dé el beneficio de la duda, a menos que, su propósito sea precisamente eso, confundir y desalentar a la ciudadanía.
De lo que se tratan las transiciones es de una transferencia del poder en primer término con sentido democrático, es decir, la aparición de la ciudadanía a través de procesos electorales. Eso es lo más importante, formas de democracia directa sin las cuales no se entenderían las transiciones contemporáneas, mediante plebiscito, referéndum, iniciativa popular, revocación de mandato. Una transferencia del poder hacia la población y una nueva funcionalidad del poder. Es decir, que haya un sistema político que merezca ese nombre, donde sus partes funcionen, primero, para un adecuado y oportuno sistema de toma de decisiones y, segundo, para un buen equilibrio de poderes, que no es solamente Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Eso es lo que se llama distribución horizontal, pue hay una distribución vertical. -Estados, Municipios y Comunidades. Y eso no está funcionando.
Una transición será un tanto más exitosa cuando acabe con la impunidad y pase al estado de derecho, y eso en México ha sido catastrófica debido al bloqueo del sistema político del país, se tiene que desbloquear para reanudar una auténtica transición con la participación de todos los sectores de la población.
La ciudadanía espera un cambio, aunque se entiende que no se puede dar de manera inmediata, porque para ello se tiene que dar una reestructuración en todo el aparato administrativo, y eso, requiere de un análisis para determinar prioridades y en función de los propósitos del presidente electo que destaca. -gobernar escuchando, la integración de su gabinete con los mejores hombres y mujeres de México encabezando una administración honesta y competente, sustentada con buenas razones e información cualitativa. Quizás se tenga que hacer una revisión integral del texto constitucional y en su caso, hacer las reformas que sean necesarias conforme al momento histórico que se vive y tener la primacía de las reglas escritas sobre las no escritas en que se sostuvo el sistema caduco.
Se trata de lograr una transición democrática y la Instauración de un Estado de derecho en el que más allá del sufragio efectivo se exija una legalidad efectiva. En la actualidad la norma sirve para la legitimación de la autoridad y no para la protección del ciudadano. La democracia se debe medir en cambio, por el acatamiento de la ley por parte de gobernantes y gobernados.
Es menester el respeto y protección de los derechos humanos como objetivo último del pacto social y la razón de ser de los poderes públicos, su violación será siempre responsabilidad del Estado, aquella autoridad que la comete pierde en esa medida su legitimidad democrática.
Los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales son indivisibles e interdependientes y alcanzan a todos. Se deben fortalecer los órganos públicos y los no gubernamentales responsables de su protección y crear una comisión de la verdad que investigue tanto la violación masiva de esos derechos como los delitos contra el patrimonio de la Nación ocurridos en el pasado.
El pluralismo político no ha podido extirpar el cáncer de la corrupción de nuestras instituciones, sino que lo ha extendido en metástasis a todos los partidos. No basta que los actos de autoridad sean transparentes. Es necesario perseguir a fondo el peculado, el tráfico de influencias y el conflicto de intereses en todas las esferas del poder público y privado.
En una auténtica democracia el ejercicio de la autoridad esta sometido a la ley, y la rendición de cuentas es parte esencial del proceso político. Debe asegurarse, mediante el equilibrio de los poderes, instituciones autónomas que garanticen el control de los actos de gobierno y la más estricta vigilancia ciudadana, los medios de comunicación deben estar al servicio de la sociedad y sujetos a normas de orden público.
Es prioritaria la reforma de la justicia, indispensable reordenar su tronco constitucional y consumar la transformación de las leyes, los procedimientos y las instituciones responsables de impartirla. No solo debe ser incorruptible y expedita, sino abarcar a todos los mexicanos y asegurar la reparación del daño a los ofendidos. Lo más grave de la ausencia de un estado de derecho es la incapacidad para otorgar seguridad física y jurídica a los ciudadanos, así como la pérdida de su jurisdicción efectiva sobre el territorio.
En la historia de nuestro país ha habido personajes y luchadores sociales muy valiosos que batallaron desde sus trincheras como el maestro Othón Zalazar, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Vicente Lombardo Toledano, José Revueltas, Heberto Castillo, entre otros, por el logro de un México más justo y menos desigual, es bueno que en la actualidad aún hay intelectuales honestos y personas como el Licenciado Porfirio Muñoz Ledo que tiene muy clara la película, para lograr un cambio cualitativo en el país y que junto con el presidente electo y su gabinete, puedan llevar a puerto seguro al barco que esta a punto de naufragar
Transición del Poder
