No importa cuántas veces hayas estado en el Zócalo lleno de gente, siempre es una experiencia impresionante.
Ya perdí la cuenta de las veces que he estado ahí, viviendo esa poderosa emoción del océano de gente que respalda a la 4T. Y a pesar de haber sido muchas las veces, nunca dejo de sentir esa energía indescriptible que nos quita el cansancio, el sueño, el calor o el frío.
Desde chamaco he acudido al Estadio Azteca y me ha tocado incontables veces verlo lleno de fervor americanista. He sido parte del festejo colectivo de goles gloriosos y campeonatos ganados. Mis respetos para el estadio, pero, la neta, esto del Zócalo es completamente otra cosa.
Ayer domingo, ver a nuestra presidenta Claudia Sheinbaum enumerar los logros de este primer año del segundo piso de la Cuarta Transformación y sentir que, desde nuestra humilde encomienda, fuimos parte de esas metas superadas es una felicidad que no se compara con nada.
Hace, ¿qué tiempo tiene? ¿tres años? Decíamos con esperanza “Es Claudia”. Ahora lo decimos con certeza y orgullo: definitivamente es Claudia, la doctora Claudia Sheinbaum, Presidenta de la República. Hoy sabemos que no nos equivocamos con ella y que México está en el mejor rumbo posible.
Su buen Gobierno hoy tiene a México en una continuidad ganadora. El peso es una de las monedas más fuertes del mundo, el desempleo es uno de los más bajos del planeta y la inversión extranjera directa (muestra de confianza internacional) está en nivel récord.
¡Los apoyos sociales llegan a más del 82 por ciento de las familias en México!
Será por eso (y por muchas cosas más) que ya no cabemos en el Zócalo, que las calles de los alrededores se abarrotan y cada vez hay que llegar más temprano para alcanzar buen lugar.
Será también por eso que ¡es un honor estar con Claudia hoy!
