USMC. —mucho ruido, pocas nueces .
Por Antonio González Marcial /En realidad, el Documento logrado no contempla cambios de fondo con respecto al TLCAN, el único beneficiado fue Donald Trump, porque según él, cumplió con su compromiso de campaña al anular el peor tratado que había hecho su país, porque propició que millones de plazas de trabajo de los EE.UU. se desplazaran hacia México desde su origen en 1994. Esto último, no es totalmente cierto, en efecto, se instalaron empresas maquiladoras a lo largo de las zonas y perímetros libres del país, sin embargo, se utilizo la mano de obra barata de trabajadores mexicanos, y todo el material de ensamble que se importaba, volvía a salir del país como producto terminado dejando un mínimo beneficio a México.
El ingreso de México al GATT en 1986 fue el primer acercamiento al libre mercado, pero, con el Tratado de Libre Comercio TLCAN aprobado por Clinton y Salinas en 1993, México se abrió de lleno al mercado de los Estados Unidos. Mucho se podría escribir sobre el TLC, pero baste decir que fue un Tratado y ahora un Acuerdo, que privilegia el tráfico de mercancías y las necesidades del capital sobre los intereses de la gente.
La apertura de fronteras plantea varios problemas. – si se abren las fronteras a las mercancías, los países no pueden controlar el precio de sus productos y mucho menos de los que importan, porque el precio de las mercancías se decide en el mercado internacional.
Las mercancías que sobreviven en esta feroz competencia mundial solo son las más competitivas, no las necesarias, por eso truenan muchas empresas y se dejan de cultivar muchas tierras.
Ayudados por la Revolución Tecnológica de las Computadoras, se reorganizó la producción en todo el mundo, si un país antes producía un poco de todo, ahora solo produce aquello en lo que es más competitivo. Así, México terminó importando maíz de los Estados Unidos. Quien tiende a controlar la producción de mercancías no son los productores, sino los que pueden mover grandes capitales por todo el mundo, o sea, dueños de Casas de Bolsa, Banqueros, etc., así, las economías nacionales son controladas desde las Bolsas de Valores de New York, Chicago, Tokio, etc. Y desde el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional-FMI-. Es así como se destruyen las economías nacionales, como la de México, así se pierde soberanía y control sobre sus recursos y su futuro, desde Wall Street y Washington se deciden las privatizaciones de México.
Como todo mundo compite para vender más barato, los salarios y los niveles de vida tienden a bajar. En México, los asalariados vivían mejor en 1936 que en la actualidad.
En resumen, el libre comercio lanzó a México a una competencia desigual, pero lo peor es que, siendo vecino de los Estados Unidos la apertura de mercados se hizo con un solo gran socio y además se negoció en situaciones muy desventajosas, es decir, México abrió todo y EE. UU. conservó sus prácticas proteccionistas, lo que fregó toda la planta industrial de México.
En realidad, el TLCAN y el nuevo Acuerdo USMC seguirán generando a México más atraso, recesión, más desempleo y pérdida de soberanía. Durante décadas el estado mexicano sacrifico al campo y los salarios para crear una industria nacional, sin embargo, los gobiernos neoliberales vendieron casi todas las paraestatales a los que podían comprarlas, todos dueños de Casas de bolsa, y, además, se las vendieron con muchas facilidades, veamos el caso de TELMEX, en diciembre de 1990, Telmex fue vendida en 1,700 millones de dólares. El comprador solo pagó 500 millones de dólares y el resto en cómodas mensualidades, en ese mismo mes y año, su valor de mercado era de 8000 millones de nuevos pesos. En 1993 valía ya entre 34 y 38 mil millones de nuevos pesos, casi 5 veces más.
Así, después de sacrificar al campo y a los trabajadores para hacer una industria, esta fue sacrificada para darle todo a los dueños del dinero.
Muchas de las privatizaciones en México se hicieron en operaciones que deben ser investigadas por corrupción y tráfico de influencias. Raúl Salinas le dio 30 millones de dólares a Salinas pliego para que los invirtiera y como todo mundo sabe, le concesionaron 2 canales de televisión.
José Madariaga se convirtió en el primer banquero privado en el sexenio de Carlos Salinas cuando era socio de su hermano, otros socios de Raúl, Abraham Zabludovsky, Adrián Sada, etc., o sea, puros cuates. Todos los casos son tan increíbles como el de Carlos Slim, quién en 1985 era un simple consejero de bolsa de valores y en 1994 tenía 6.6 billones de dólares. Amasar una fortuna así en un país del primer mundo implica una revolución tecnológica, un salto productivo y el esfuerzo de generaciones. Pero en México, país tercermundista estas fortunas se hicieron en plena recesión y en solo 10 años. Las privatizaciones en México fueron un robo a la nación legalizado desde el poder. Se hicieron bajo el argumento de que esas empresas eran una carga para el estado que las subsidiaba, pues resulta que el estado sigue subsidiando muchas de esas empresas como fue el caso de la banca.
Se puede pensar que estos comentarios son ajenos al tema del TLCAN y el Acuerdo Trilateral USMC, sin embargo, todo es parte de lo mismo. Cuando entró la aplicación del TLCAN en enero de 1994 representando con ello, la entrada a la economía global, al conformar la mayor área comercial de Norteamérica, anunciada como el instrumento conducente a l crecimiento económico y social que México necesitaba, solo un 5% de los productores del sector agropecuario reunieron las condiciones inmediatas para elevar la productividad, reducir costos y vender a precios competitivos para ser los beneficiarios de este cambio estructural. El otro 95% quedó condenado al desplazamiento del mercado, su producción a ser sustituida por importaciones de alimentos y materias primas provenientes de socios comerciales.
El estado de cosas que se viven en las actividades del aparato productivo del país no es precisamente para echar las campanas al vuelo por la próxima firma del Acuerdo Trilateral, puesto que, el modelo económico neoliberal aplicado en el país durante los últimos 30 años, no ha logrado ni siquiera un 3% de crecimiento del PIB y menos, la producción de bienes competitivos en el mercado internacional, con excepción de una mínima cantidad de productos que reúnen las condiciones necesarias. Ante esta situación, el nuevo gobierno tendrá que implementar estrategias y políticas económicas, para que, en su momento, se aproveche el instrumento comercial para que México participe con sus productos y en condiciones favorables en el mercado exterior, por supuesto, que para ello, se tendrá que contar con el apoyo de los Organismos Empresariales y de las Instituciones involucradas en el tema.
Si bien es cierto, que el presidente electo contempla en su proyecto de gobierno un sinnúmero de medidas para enderezar el rumbo de la nave, también es cierto que hay grupos de interés que no comulgan en muchos aspectos con sus planteamientos y por eso, no pierden oportunidad para poner en tela de juicio sus buenos propósitos, no obstante, se siente el apoyo de la ciudadanía y con ello, la probabilidad de un cambio en beneficio del país.